sábado, 3 de octubre de 2015

~ Despedida de Lambda, la ratita ~


Creo que esta es de las fotos más bonitas que tenemos @alcarendor y yo, y fue despidiéndonos de nuestra minihijita, Lambda. Aunque cueste de creer, la ratita se quedó completamente quieta y dormía sobre el pecho de Roldán mientras me buscaba para que la acariciara. Murió entre mis brazos, como debía ser, y lo último que hizo antes de sacrificarloafue ponerse en posición fetal en mi pecho mientras yo la sujetaba con una mano, con la otra la acariciaba y ella me me intentaba agarrar con sus patitas, casi sin fuerzas. 

Es increíble la fuerza que pueden alcanzar estos bichitos y las relaciones que pueden desarrollar. Ya no se trata sólo de que tener la responsabilidad de cuidar un animal y el afecto que me daban me vinieran muy bien para recuperarme de mis problemas mentales, es que había una relación real de afecto y confianza entre las dos. 


Si me hubieran dicho que con las ratas se podía establecer una relación tan cercana cuando me la dieron, jamás lo habría creído. Yo solo aspiraba a que aprendiera un par de trucos y que se dejará tocar como un hamster, pero es sin duda un animal tremendamente evolucionado, tanto en lo que dicen los libros de su inteligencia como en las partes afectivas, que son las que se callan.

Una foto publicada por Davinia Fernández (@valdahla) el


A Roldán también lo quería mucho, se lo pasaba bomba en su casa y cuando el venía a verme siempre se ponía mucho más juguetona y cariñosa porque le encantaba verlo a él.

Lo cierto es que, a pesar de la pena, me quedo tranquila y satisfecha. Le hemos dado entre los dos muchísimo cariño y una vida que ya quisieran muchas ratas tener. Ha sido feliz, ha socializado, aprendido trucos, sido mimada y se ha tirado de cabeza desde la cama tantas veces que parecía que se quería suicidar XD no le ha faltado de nada y ha visto más mundo que cualquier otra rata (concretamente, 1 caja, 2 jaulas y unas 10 habitaciones). Así que bueno, a limpiar la jaula y a seguir, que ella ya está descansando y ya no le duele nada. La dejamos en un patio junto a un árbol bien bonito y una camiseta que huele a mí, que no sirve para nada pero que me gusta que esté así.






Aquí es donde está enterrada, en una tierra bien fresquita y en un sitio bien protegido



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